lunes, 21 de abril de 2014

IMPERDIBLE!! ENSEÑAR ARQUITECTURA, APRENDER ARQUITECTURA, BY PETER ZUMTHOR


COMPARTIMOS ESTE TEXTO DE UN MARAVILLOSO LIBRO DE UN GENIAL ARQUITECTO. 
A DISFRUTARLO!!!

Enseñar arquitectura, aprender arquitectura


Los jóvenes acuden a la universidad, quieren ser arquitectos o arquitectas, quieren averiguar si poseen las cualidades para ello. ¿Qué es lo primero que se les transmite?
Lo primero que se les ha de explicar es que no se encontrarán con ningún maestro que plantee preguntas ante las cuales él sepa de antemano la respuesta. Hacer arquitectura significa plantearse uno mismo preguntas, significa hallar, con el apoyo de los profesores, una respuesta propia mediante una serie de aproximaciones y movimientos circulares. Una y otra vez.
La fuerza de un buen proyecto reside en nosotros mismos y en nuestra capacidad de percibir el mundo con sentimiento y razón. Un buen proyecto arquitectónico es sensorial. Un buen proyecto arquitectónico es racional.
Antes de conocer siquiera la palabra arquitectura, todos nosotros ya la hemos vivido. Las raíces de nuestra comprensión de la arquitectura residen en nuestras primeras experiencias arquitectónicas: nuestra habitación, nuestra casa, nuestra calle, nuestra aldea, nuestra ciudad y nuestro paisaje son cosas que hemos experimentado antes y que después vamos comparando con los paisajes, las ciudades y las casas que se fueron añadiendo a nuestra experiencia. Las raíces de nuestro entendimiento de la arquitectura están en nuestra infancia, en nuestra juventud: residen en nuestra biografía. Los estudiantes deben aprender a trabajar conscientemente con sus vivencias personales y biográficas de la arquitectura, que son la base de sus proyectos. Los proyectos se abordan de manera que pongan en marcha todo ese proceso.
Nos preguntamos qué es lo que entonces nos gustó, nos impresionó, nos conmovió en esa casa, en esa ciudad, y por qué. Cómo estaba dispuesto el espacio, el lugar, qué aspecto tenía, qué olor había en el ambiente, cómo sonaban mis pasos, cómo resonaba mi voz, cómo sentía el suelo bajo mis pies, el picaporte en mi mano, cómo era la luz sobre las fachadas, el brillo de las paredes. ¿Era una sensación de estrechez o de amplitud, de intimidad o vastedad?
Pavimentos de listones de madera como ligeras membranas, pesadas masas pétreas, telas suaves, granito pulido, cuero delicado, acero rudo, caoba bruñida, vidrio cristalino, asfalto blando recalentado por el sol; he aquí los materiales de los arquitectos, nuestros materiales. Los conocemos a todos ellos y, sin embargo, no los conocemos. Para proyectar, para inventar arquitecturas, debemos aprender a tratarlos de una forma consciente. Eso es un trabajo de investigación; eso es un trabajo de rememoración.
La arquitectura es siempre una materia concreta; no es abstracta, sino concreta. Un proyecto sobre el papel no es arquitectura, sino únicamente una representación más o menos defectuosa de lo que es la arquitectura, comparable con las notas musicales. La música precisa de su ejecución. La arquitectura necesita ser ejecutada. Luego surge su cuerpo, que es siempre algo sensorial.
Todos los trabajos del proyecto del primer curso de arquitectura parten de la sensualidad corporal y objetual de las arquitecturas, de su materialidad. Experimentar la arquitectura de una forma concreta, es decir, tocar su cuerpo, ver, oír, oler. Los temas del curso son descubrir esas cualidades y, después, saber tratar con ellas conscientemente.
En todos los ejercicios se trabaja con materiales reales, se apunta siempre, y de una forma directa, a objetos concretos, cosas e instalaciones hechas de materiales reales (barro, piedra, cobre, acero, fieltro, tela, madera, yeso, ladrillo, etc.). No hay maquetas de cartón. Lo que se debe producir no son, en absoluto, "maquetas", en su sentido habitual, sino objetos concretos, trabajos plásticos a una determinada escala.
Incluso el dibujo de planos a escala debe partir siempre de un objeto concreto (aquí el orden habitual en la práctica arquitectónica -idea, plano, modelo, objeto concreto- se invierte). Primero se crean los objetos concretos y más tarde se dibujan a escala. E incluso la comprensión de las distintas dimensiones de la escala en la arquitectura se estudia en objetos concretos (por ejemplo, tomando medidas de una sección transversal o longitudinal de un trazado viario, dibujos detallados de un espacio interior existente, etc.).
Llevamos en nuestro interior imágenes de las arquitecturas que nos han ido configurando, y podemos hacer revivir estas imágenes en nuestro espíritu y hacerles preguntas, pero de todo esto no surge aún un nuevo proyecto, ninguna nueva arquitectura. Todo proyecto ansía tener imágenes nuevas, nuestras "viejas" imágenes únicamente nos pueden ayudar a encontrar las nuevas.
Pensar en imágenes al proyectar algo entraña siempre pensar en la totalidad. Pues, por su naturaleza, la imagen muestra siempre la estructura total del sector de la realidad imaginada objeto de consideración, como, por ejemplo, la pared y el suelo, el techo y los materiales, la atmósfera luminosa y la tonalidad de un espacio. E incluso, igual que en el cine, vemos todos los detalles en la transición del suelo a la pared y de la pared a la ventana.
Es evidente que, con frecuencia, estos elementos no están ahí al comenzar un proyecto, cuando intentamos hacemos una imagen del objeto que estamos pensando. La mayor parte de las veces, la imagen es incompleta al comienzo del proceso del proyecto, de modo que nos esforzamos por volver a concebir y clarificar una y otra vez el tema de nuestro proyecto, a fin de que las partes que faltan encajen en nuestra imagen. O, dicho de otro modo: proyectamos. La clara y concreta perceptibilidad de las imágenes que nos representamos nos ayuda a hacerlo, a no perdernos en la esterilidad de abstractas hipótesis teóricas, a no perder el contacto con las cualidades de concreción de la arquitectura. Nos ayuda a no enamoramos de la calidad gráfica de nuestros dibujos y a no confundirla con lo que constituye realmente una cualidad arquitectónica.
Producir imágenes interiores es un proceso natural que todos nosotros conocemos. Forma parte del pensamiento.
Un pensamiento asociativo, salvaje, libre, ordenado y sistemático en imágenes, imágenes arquitectónicas, espaciales, en color y sensoriales; he aquí mi definición preferida del proyectar. Me gustaría transmitir a los estudiantes que el método adecuado para proyectar es ese pensar en imágenes.

Peter Zumthor
1996
Pensar la Arquitectura
Editorial Gustavo Gili.

lunes, 7 de abril de 2014

EL PRITZKER HOMENAJEA A UN GRANDE!






SHIGERU BAN

Por segundo año consecutivo, un arquitecto japonés se convierte en el laureado con elpremio Pritzker. Tras el reconocimiento a la trayectoria de un referente incuestionable de las últimas cuatro décadas que fue el galardón a Toyo Ito en 2013, la elección de Shigeru Ban puede interpretarse como la corroboración de la hipótesis que el pasado año inducía a pensar que esta distinción recaería sobre una figura cuya práctica estuviera reivindicando formas de hacer alejadas de los divismos y excesos de la arquitectura estrella, afianzando así clara la voluntad del establishment arquitectónico de sugerir aparentes cambios de rumbo ideológico.
Determinadas decisiones del premio Pritzker son sobre todo astutas estrategias de autoprotección de dicho establishment y no cabe duda de que la que concierne a este último laureado lo es. No obstante –pese al hecho de que el recién laureado perteneciese al jurado que otorga el premio Pritzker entre 2006 y 2009, y sobre todo ante otras deplorables recientes decisiones en materia de galardones de relevancia empeñados en demostrar esa metamorfosis hacia la preferencia por arquitecturas de responsabilidad en las que se priorice la atención a lo humano y social− el reconocimiento a Shigeru Ban debe considerarse una decisión correcta.
La trayectoria de este arquitecto nacido en Tokio en 1957 y formado en la Cooper Union de Estados Unidos se distingue por un fundamental interés en la investigación con técnicas y materiales impulsada por la motivación de «usar lo existente de maneras distintas» y proponer innovaciones estructurales −en la que subyace asimismo el peso de la tradición arquitectónica japonesa−.

Alejado de las modas

Desinteresado en las modas, Ban considera que esa búsqueda de nuevas formas de construir las cosas permite liberar al propio trabajo de la influencia de esos flujos transitorios, incluso de la etiqueta de «sostenible» y «ecológica» que se suele atribuir a su arquitectura. «Esta forma de trabajar surgió de manera natural en mí ya en mis comienzos, hace 30 años. Siempre me interesaron los materiales de bajo coste, locales, reutilizables». Esto le ha dotado de un conocimiento que le ha capacitado tanto para la construcción de museos, sedes para empresas, viviendas privadas, bibliotecas, locales comerciales, iglesias, pabellones… como para proveer, desde un infatigable compromiso altruista, de eficientes y soluciones de emergencia en situaciones de catástrofe humanitaria desde que en 1994 diseñase un modelo de viviendas temporales para refugiados ruandeses.
El jurado que le ha otorgado el Pritzker recalca particularmente cómo esta segunda vertiente de su trabajo es la que hace de Shigeru Ban –que en 1995 fue nombrado asesor del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, cargo que ejerció hasta 1999, y creó Voluntary Architects’ Network− una figura ejemplar dentro del panorama arquitectónico presente. Sus casas construidas con tubos de cartón para los damnificados por los terremotos de Kobe, Kaynasli y Bhuj o los sistemas de partición concebidos para crear divisiones espaciales preservadoras de un nivel de privacidad psicológicamente beneficioso como los utilizados en Niigata y Fukushima hablan de un arquitecto que entiende la ayuda no sólo como el hecho de proveer de techo y paredes mediante soluciones altamente económicas y de construcción rápida sino, sobre todo, de hacer que estas soluciones conforten a personas sumidas en un estado de trauma y sufrimiento.

Otros proyectos

Destacan asimismo de entre su trayectoria proyectos como la Biblioteca de un poeta (1991), Iglesia de Papel en Kobe (1995); la Paper House, (1995), la Nine Grid Square House (1997), la Cúpula de Papel (1998) la Naked House (2000), donde se cuestionaban las convenciones de división del espacio y las rutinas doméstica; el Teatro de Papel en Amsterdam (2003); el Museo Nómada de Nueva York (2005), su propio estudio parisino creado en 2006, situado en la terraza del Centre Pompidou, desde el que trabajó en el diseño del museo en Metz, construido con tubos de cartón.
Mención particular merece el pabellón de Japón para la Exposición Universal de Hannover (2000), en la que Ban tuvo la oportunidad de trabajar con una de sus figuras de referencia, Frei Otto, que le elogia considerándolo «un auténtico artista de la construcción, un arquitecto que entiende que las soluciones simples son a menudo las más complejas de desarrollar y que se mantiene constantemente abierto a nuevas ideas sin perder de vista sus objetivos». Entre sus obras más recientes, destacar las viviendas temporales en containers en Onagawa (Japón, 2011), el auditorio en L’Aquila (Italia, 2011) y la Cardboard Cathedral (Nueva Zelanda, 2013)

Proyecto en España

El arquitecto premiado hoy ha construido un único proyecto en España por el momento, un pabellón en en el jardín de la IE University (Instituto Empresa de Madrid) construido hace exactamente un año con la estructura de tubos de papel que caracteriza muchas de sus obras. Para levantar el pabellón contó con la colaboración de los estudiantes de la IE University.
Ante la noticia del premio, Ban ha manifestado que su propósito es seguir compatibilizando esta doble vertiente de su actividad como arquitecto: «Debo seguir escuchando a las personas para quienes trabajo, tanto si se trata del encargo de una casa particular como en mi trabajo de ayuda en casos de desastre. Este premio es un acicate para continuar en lo que estoy haciendo, y hacerlo mayor».

Datos de interés


FUENTE: http://www.abc.es/cultura/20140324/abci-arquitecto-japones-shigeru-gana-201403242048.html